14 de abril de 2011

Madre e hijo (Mother and Son)

Resulta difícil y tremendamente insatisfactorio hablar de la calidad plástica de éste film sin poder echar mano de imágenes, y es que el relato de Sokurov del extremo (y último) cuidado de un hijo a su moribunda madre en un paisaje fantasmal conmueve tanto por el fondo como por la forma. Jamás el color se trató de manera más expresiva, acaso podría haberse tratado de un film mudo y no hubiese importado, por otro lado apenas tiene unas cuantas líneas de diálogo.

Un hijo cuida a su madre como si de un bebe se tratase en una cabaña alejada de todo menos de la naturaleza. Hablan de la muerte y son los recuerdos los evocados en los últimos e incómodos momentos. Paciente, el hijo saca a pasear a su anciana madre por los campos. Ésta se adormece, está débil, sabe que muere a pesar de los ánimos de su vástago. El viento y las negras nubes anuncian el paso del cuerpo a la liberación del alma.

La imagen se ha grabado en otro formato, quedando plana, sin perspectiva, como en los cuadros de El Greco, como en los créditos de los viejos films de Bruce Lee. Sokurov se convierte en un alquimista de la imágen, pintando los objetivos, llenando de filtros, rodando en sfumato.

El resultado, uno de los poemas visuales más bellos de los últimos años. Recomendable para quienes disfrutan de planos como los de Vidocq o de las pelis de Jean Pierre Jeunet. Y para los que degustan las obras de arte.